domingo, 8 de marzo de 2009

Calçotada



Hoy he celebrado mi primera calçotada en una masía de Tarragona. La ocasión me ha servido para reencontrarme con Ainhoa, una amiguita a la que hace mucho tiempo que no veía (y anda que no ha crecido desde entonces!!)


Mis papis pelaban los calçots y los mojaban en la salsa romesco, antes de metérselos en la boca. Por sus caras, parecían disfrutar al hacerlo, pero yo no he podido catar ni uno, así que tendré que esperar para ver si me aficiono a esta tradición tan arraigada aquí en Cataluña.

1 comentario:

Unknown dijo...

Izan,
No quiero que me consideres un anticatalanista, pero los calÇos esos, tan famosos, no son más que cebolletas, a las que se les deja crecer la parte que en las cebollas no se come, durante dos años.